Una patente de software otorga derechos de exclusión sobre un material, como puede ser un programa de software, una biblioteca, un interface o incluso una metodología o un algoritmo. Las primeras patentes de software comenzaron a otorgarse a principios de la década de los 60.
Como todas las patentes, las patentes de software deben registrarse individualmente en cada país (o bloque comercial como la Unión Europea) en el que se desea tener cobertura. Exactamente lo que una patente puede o no cubrir varía de una jurisdicción a otra. Esto hace que sea un proceso bastante costoso y que requiera invertir mucho tiempo para realizarlo a fondo.
Mucha gente siente que no debería haber patentes de software, que ya existen suficientes protecciones para la propiedad intelectual bajo las leyes de derechos de autor y marcas registradas. Sin embargo, dado que es muy poco probable que se eliminen las patentes de software, los desarrolladores y las organizaciones deben aprender a manejarlas adecuadamente.
La Open Invention Network (OIN) se creó como un grupo mundial de patentes; Las empresas y otras entidades que se unen al OIN celebran un acuerdo mutuo de no agresión dentro del ecosistema basado en Linux. Los miembros de OIN acuerdan a cambio de no demandar a los demás por cuestiones de patentes, obtener acceso a la cartera de patentes de los demás de forma gratuita.
Si bien el OIN existe desde 2005, ha crecido rápidamente, a más de 3000 miembros en 2019. Los miembros principales incluyen: Google, IBM, NEC, Philips, RedHat, Sony, SUSE y Toyota. Para obtener detalles sobre la misión de OIN, cómo funciona y cómo unirse, consulte su sitio web.
La incorporación de Microsoft a OIN en octubre de 2018 fue un evento importante, que abrió más de 60.000 patentes para uso de los miembros de OIN y, como era de esperar, provocó un aumento en las nuevas membresías. Para muchos, esto representó una prueba de la determinación de Microsoft de integrarse en el mundo del OSS.